Pequeñas dulces vidas.

Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica.

Vivimos en un mundo alto, muy alto, hay demasiada diferencia entre otro tipo de mundo. Este es casual, diferente, con extra de locura, y un toque dulzón, diría yo. Muchas veces pasamos el limite a lo prohibido, o de repente comenzamos a controlar más nuestras vidas, cantamos, discutimos, gritamos, lloramos, nos importan cosas que tal vez no tienen importancia ninguna, aunque para nosotros sea un mundo, ignorantes o no, soñadores hasta el final, los mejores yendo a fiestas, los mejores también, en subir más de 3m sobre el cielo, y más mejor aún los mejores en caer, tenemos cosas que ningún adulto puede, tenemos libertad, o simples castigos, tenemos novio, royo o lío de sábado, tenemos diversión o... diversión. Tenemos cosas buenas y malas, pero lo más importante esque podemos crear nuestra vida como queremos, podemos llegar hasta metas y sueños, tenemos el principio, el principio de la vida. ¡Somos jóvenes!

                                                                                                                                           Vl.