Y comienza el sábado, y ahí queda el viernes, el triste e intenso viernes, día con mucha lluvia, lo recibo al anochecer con canciones de Camila y entre ellas antiguas de Shakira, y con cansancio y nada de ánimo, todavía tengo fuerzas para escribir y desahogarme, porque aquí estoy, en medio del salón, con impulso de llanto, y mejillas empapadas, pero después de todo es un alivio.
No tengo ganas de hablar con cualquiera, solamente quiero envolverme en mi propio mundo por unas horas, porque reflexionar de muy vez en cuando no viene nada mal, un día muy simple, pero no un día cualquiera, asíque mi pasado inconformismo desapareció.
Y con pocas palabras, sigo escuchando la lluvia contra los cristales, y eso me relaja, porque ese perfecto ruido hace que me sienta mejor y sentada en el sofá, me dedico a ver cualquier tipo de series, desde comedias hasta policíacas, solo para no notar mi baja moral.
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