La noche de los reyes y de las reinas.

Diez de la noche, las luces del árbol son las únicas que alumbran la casa, sola, y dedicándome a escuchar en la televisión esa película representada por Julia Roberts, basada en la vida real de una mujer trabajadora, mientras que las letras me envuelven, escribiendo el momento.

Me apetece una pausa, asique quito el sonido de la televisión y pongo música muy baja, mientras suena canción tras canción, cojo un cigarrillo de esos que están escondidos en el cajón superior del armario y me dirijo hacia el balcón, mientras el frío me invade me siento a mirar el cielo, la gente pasa muy abrigada y por las horas con ganas de fiesta, pero yo me reservo, y continuo fumando, pensando en que hoy es la noche de reyes, y la ilusión brilla en cada casa, y en cada niño, arropada por un pequeño jersey de lana, canto bajito al ritmo de la música y cierro los ojos, sintiendo el aire,

el cigarro acaba consumiendo, y vuelvo para adentro, sigo sola y no tengo porque reprimirme, subo el volumen de la música alto, muy alto, con el calor de la chimenea, en culotte, aunque todavía con ese jersey que adoro, me acerco a la nevera y desaparezco entre todo tipo de comida, pero en especial en ese helado de chocolate rodeado de nata, no, no estoy deprimida, estoy feliz, o eso creo, como helado porque me apetece, me gusta y me divierte, asique lo como mientras canto y me paseo por el salón, 

imaginándome que estoy en una de esas películas neoyorquinas, que tratan temas de amor, y de moda, mientras alejan sus problemas de la realidad y saben vivir la vida,  

Se acerca la una de la mañana, y las luces del árbol siguen alumbrado una pequeña parte del salón, la música se ha parado y la televisión sigue emitiendo películas, la gente sigue en sus grandes fiestas, los niños duermen a la espera de sus regalos, mi móvil ignorado por mí toda la noche, no ha emitido vibración alguna, tampoco me imaginaba que alguien llamara,-ignorado queda, la chimenea continua calentando con las pequeñas llamas que se ven, tumbada en el sofá, escucho las primeras gotas de agua salpicando la ventana.

¡Que tengáis un buen día de reyes, que recibáis mucho regalos, y que vuestros deseos se os cumplan!

                                                                               Con noche de reyes y reinas, VL.